..:: Las letras del milagro ::.. [PRIVADO]

Hay muchas maneras para llegar a la “derecha”, pero uno mismo es quien elige el camino que ha de tomar, muchos se equivocan, se tropiezan, cometen errores y se levantan otros deciden quedarse a lamentar esos tropiezos, a otros simplemente les es regalado el goce de la tranquilidad de la monotonía… Es una oportunidad que el destino, traidor, embustero y enredoso brinda a cada uno de nosotros, Azriel no era la excepción…
No supo en que momento de la vida una oportunidad tan magnifica la había arrastrado hasta ese lugar, es decir… tenia el camino de su futuro a sus pies, como es que se perdió dentro de él hasta llegar a aquel mundo tan irreal y que jamás creyó que existiera…

Tal vez jamás llegaría a entenderlo.

Quería gritarlo, quería respuestas, se sentía frustrada, agobiada… Pero no podía hacerlo, no podía desahogarse de lo contrario, era consiente de que se vendría abajo no solo ella.. si no todo por lo que había trabajado tan duramente.
Lo importante ahora es que estaba de nuevo allí, adaptándose y forjando un nuevo y prometedor futuro en aquella extraña ciudad...

-Ekkkk, ekkkkk, ekkkk-

El graznido de una gaviota incauta arrebato violentamente los pensamientos de la joven que hacia ya rato que caminaba por los riscos de la playa con todo aquello en la cabeza, llevaba puesto un pequeño bikini a franjas naranjas. Esa tarde había decidido ir a pasear por algunos momentos, distraerse de todo aquello, para lavar su cuerpo y sanar su conciencia de todo rastro de culpa que aquellos supuestos “juegos” dejaban en ella.

Asomó la mirada al fondo del océano, la oscuridad que vio en el reflejo su otro yo, en aquellas oscuras aguas pudo ver su “contraparte”… -Dead Rose… - Susurro con pesadez… sería bueno lanzarse al vacío y acabar con todo de una vez? Por primera vez en su vida sentía un miedo aterrador, estaba confundida… no sabia que hacer pero definitivamente, el suicidio no era una opción. ¿En que estaba pensando segundos atrás?

Levanto la mirada al horizonte, dejando que la fresca brisa acariciara su cuerpo semidesnudo,
el bello paisaje lleno de paz que se alzaba frente a ella le robo un suave suspiro…

Podría escuchar al viento susurrarle esas palabras, se abrazó a si misma con una triste sonrisa sintiendo ya algo de frio.

-Tal vez es hora de volver a casa...

El sol se ocultaba lentamente tras el acuífero manto que se extendía bajo el risco sobre el que estaba parada la castaña, con la mirada casi perdida en el horizonte. La suave brisa mecía sus cabellos haciéndolos bailar al compás que imponía, el ruido de las olas que azotaba contra las piedras, aunado al alegre graznido de las gaviotas hacían a la chica olvidarse de aquel vehemente mundo en el que vivía, para transportarla a su interior… solo allí podía encontrar la paz que tanto necesitaba.
Hecho una vista a su alrededor, la playa parecía vacía realmente a excepción de ella y de alguien más. Un joven de apariencia extraña que se acercaba a donde ella… Las prendas que llevaba puesta llamaron su atención.
Azriel forzó un poco sus finos ojos, entrecerrándolos un poco para ver a aquel “extraño”… Las vendas que cubrían el ostro de aquel desconocido le daban un toque misterioso… No pudo evitar sentirse atraída por el par de ojos que relucían entre los viejos vendajes. Si bien, la apariencia de aquel era extraña, la joven sintió una enorme curiosidad por saber que rostro se ocultaba debajo de todas aquellas telas.
Observo como aquel se acercaba a ella… ¿Debería tener cuidado? ó ¿debería simplemente dejarlo pasar?
No lo sabía… después de todo ya no estaba en un lugar “seguro”. Como detestaba aquella ciudad, no te era permitido confiar en nadie, no podías bajar la guardia o estabas perdido... al menos eso pensaba Azri.

-"está bien señorita?"-

Esta pregunta hizo hincapié en la joven… Aquel forastero no era mala persona.
Giró su cuerpo para recibirlo con una amable sonrisa, de aquellas tan cargadas de calidez que solo ella sabía regalar.
-Muy bien, gracias!
Reprocho, acercándose con paso tímido y vacilante al otro pues andaba descalza y las piedritas sobre los riscos le hacían tambalear un poco.
-Y tú? Estas bien? Te puedo ayudar en algo?
Pregunto, mirándole curiosa y ligeramente preocupada, después de todo lo que llevaba sobre el rostro eran “vendas”. Cuando finalmente estuvo frente aquel joven extendió su mano para estrechar la del contrario.. Se presento.
-Me llamo Azriel, puedes decirme Azri. Mucho gusto.. Tu cómo te llamas?

Spoiler:

Una sonrisa divertida se dibujo en su rostro ante aquel titubear del muchacho, normalmente era a ella a la que hacían trastabillar, ya sea de vergüenza, por torpeza o de miedo… No supo el porque las reacciones tan tímidas de aquel muchacho, sin embargo no le tomo mucho tiempo razonar aquello… Analizó sus movimientos y cada una de las pocas facciones que se dejaban descubrir a través de los vendajes…
Aquel beso sobre el dorso de su mano le robo un suave sonrojo y distrajo su atención del chico, sus mejillas ya rosadas se mostraron rojitas, como un par de pequeñas manzanitas en su rostro. Siendo sincera Azriel no sabía cómo comportarse ante aquel gesto elegante, no es que fuera una muchacha mal educada o vulgar, pero era una chica sencilla, de clase media... acostumbrada a las relaciones normales y no tan distinguidas, esto era nuevo para ella. Lo vio reincorporarse tomando su posición erguida mientras ella encogía su brazo en un gesto casi receloso, con una mirada extraña sobre aquella zona recién rozada.
-Ichigo, Ichigo… -
Llevo su dedito índice sobre su labio inferior con la mirada ligeramente perdida, como si buscara algo entre sus montones de recuerdos, cabe decir que desde que estaba ahí, no todos tan gratos.
-Es curioso, no recuerdo haber escuchado de ti antes, llevas mucho tiempo por aquí?
Confirmo, mirándole curiosa tomando repentinamente la mano del otro.
-Ya es un poco tarde- Dijo echando una rápida mirada al sol que se ponía a sus espaldas. -Que te parece si me cuentas mientras volvemos..?
Sugirió, guiándole amable, avanzando un par de pequeños pasos a donde su maleta con su ropa y demás cosas.
-No te molesta?

Claro, no podía analizar los gestos del otro y aquello como GM le dejaba en clara desventaja, si aquel decidía atacar por la espalda estaría perdida, pero que mas daba, minutos atrás la simple idea de acabar con su vida le había resultado realmente tentadora, sacudió su cabeza y ya no le hizo mucho caso a sus ideas, se supone que había ido a ese lugar a disfrutar de la tranquilidad y no a hacerse mas líos con aquel asunto. Presiono un poquito más la mano del joven al sentir como una piedrita en el camino le hacia tropezar, hasta caer de rodillas frente al otro.
-oooouch…
Se quejo, poniéndose en pie rápidamente mientras sacudía sus rodillas llenas de la fina arenita de la playa.
-Lo siento, ando un poco torpe últimamente…
Excuso, dejando escapar una tímida y apenada risita…
-ooh, con que ya llevas tiempo aquí… creo que podrías explicarme algunas cosas, sinceramente no tiene mucho que llegue a este lugar y no entiendo del todo.
Comento, aquello si bien le daría ventaja en caso de ser necesario, en caso contrario, al menos sabía que estaría segura con aquel pequeño comentario. Camino así hasta su pequeño morralito, soltó la mano del otro para tomar el objeto, del cual saco un par de jeans, una blusa y dispuso a ponerlas sobre su bañador… Cuando estuvo vestida saco de su morral un par de bebidas enlatadas. Ofreció una a su nuevo acompañante.
-Cuéntame Ichigo.. tu como llegaste a Miru?
Pregunto mirándole curiosa, realmente quería saber mas sobre aquel y sobre el lugar al que llamaba “hogar”