Conociendo nuevos horizontes (Jean Rousseau)

Me había levantado de mis aposentos hace bastantes horas, el sueño hace demasiado había huido de mi vida, tenía dinero para todo pero me daba frustración que el sueño y hambre no se pudiera comprar, esto me hizo suspirar, me vestí tranquilamente ya que me dediqué a mirar por la ventana durante horas viendo el amanecer, me gustaba ya que esto me hacía sentir que valía aún la pena seguir en ese mundo, la belleza de algunas cosas.

Miré mi muñeca al pensar esto, ahí residía un vendaje que ocultaba esa marca de ese fatídico día en que un muy amable reloj me había salvado la vida, esto me hizo sonreír dulcemente al recordar a aquel extraño ser que me había dado una muy particular charla de la vida, poco entendí pero aprecié que con las sencillas palabras de que estaba muy mal morir de esa forma me devolvió las ganas de continuar porque nadie era sumamente valioso para quitarse la vida por él, que la vida era el tesoro más preciado que poseíamos.

Salí a los jardines de mi hogar pero decidí salir de los terrenos al exterior y recorrer las calles de mi propio hogar, las casas eran grandes, no en vano residiamos en el lugar más rico del reino, dónde nos merecíamos estar por ser nobles, era algo temprano para que hubiera algún alma por el sitio así que caminando pude dilucidar extrañamente a alguien, me acerqué y advertí a un apuesto joven, carraspeé, después de todo a pesar de ser una persona fría era curiosa así que con algo de desconfianza hablé -Buenos días joven...- lo miré a ver si me miraba y respondía y quizá comenzábamos una charla amena, ahora tenía una visión distinta de la vida

Sonreí al notar cómo me respondió el saludo, la verdad es que era bastante temprano y aunque era atractivo perfectamente podría comportarse en forma desagradable como muchos nobles del lugar, hice una pequeña reverencia y me dirigí a él.

-Me encuentro muy bien señor ¿Y usted? por cierto, mi nombre es Usagi Gasai, soy duquesa ¿Y usted? no recuerdo haberlo visto por estos lugares señor menos a estas horas tan tempranas y eso que realizo paseos matutinos todos los días- sonreí suavemente después de eso y es que era verdad.

Todos los días realizaba paseos por los terrenos de este reino ya que de esta forma activaba mi día pero jamás me encontré con nadie alrededor ya que la mayoría aún dormía, quizá con la servidumbre pero tenían la costumbre de no relacionarse con los nobles sino sólo cumplir sus obligaciones ya que podrían conllevarle problemas, esa estupidez de las diferencias que siempre había oido hablar pero que me molestaban de sobremanera.